Nuestra niña bonita, QV, nace con el objetivo ser compartido, de ser nexo de unión entre la bodega y tú. De nada sirve su limitadísima producción, su selección manual de racimos y granos, su batonage diario ni su fermentación y crianza en roble navarro… todo esto sólo tiene sentido si sirve para que al descorcharlo nos permitas formar parte de ese momento. El vino, este vino, se hace para compartir.